El nombre no podría ser más acertado para esta empresa de catering, que es mucho más que una simple empresa de catering. “Mad Kitchen”, para quienes se hayan saltado las clases de inglés, significa “Cocina Loca”, y la verdad es que lo que hacen aquí es pura locura. Una locura servida en platos de fina porcelana, locura en el espectáculo que precede, acompaña y culmina cada comida, locura en la experiencia que vive cada persona que contrata este servicio, que es mucho más que un catering. Lo que ellos hacen es teatro, es danza, es disrupción, es una mise-en-scène que nunca se olvida. Y, a pesar de todo el show que rodea a un evento creado por estos hechiceros gastronómicos, hay un detalle que, tratándose de comida, es mucho más que un detalle. En realidad, es el punto principal: la comida que se sirve con locura y extravagancia es sublime.
Pero “Mad” no se refiere solo a esta locura saludable. De hecho, cuando registraron el nombre, en un primer momento, los tres socios ni siquiera se dieron cuenta de que la unión de las tres iniciales de sus nombres daba origen a la (apropiada) palabra inglesa. MAD es la combinación de los nombres Marcelo, Ángel y Dhimant.
La historia de estas tres almas que se encontraron y cuyos caminos se cruzaron (afortunadamente) es larga y — lo confieso — no fue fácil seguir el ritmo acelerado del discurso de Ángel Reyes, de Ecuador, que habla a la misma velocidad con la que surgen sus ideas, es decir, a una velocidad supersónica. La letra de mis notas, en el cuaderno que llevé, revela la prisa con la que intenté captar todo. Descifrar mis propios garabatos fue un desafío que solo puede explicarse por esa “madness” de este equipo, que nació para idear momentos inolvidables y que, por eso, tiene el cerebro en ebullición.
Ángel ha trabajado en muchos restaurantes de alto nivel, en varios países. “Hace 22 años tuve la suerte de venir a Portugal. Trabajé durante 7 años en el Ritz-Carlton, pero también pasé por Israel, las Islas Canarias, Barcelona… ¡ya ni me acuerdo!”
Fue en Penha Longa donde conoció a Marcelo, que era su pasante, y de ahí nació una amistad sólida como una roca. Cuando lo invitaron a ir a Londres para trabajar en Sushi Samba, en la London Heron Tower, Ángel se llevó a Marcelo con él. Luego, ambos pasaron al Mandarin Oriental, galardonado con 2 estrellas Michelin, también en Londres. Finalmente, regresaron a Lisboa, cuando Ángel vino a abrir el SUD Lisboa.
Fue en el SUD donde Ángel tuvo la suerte de conocer a Dhimant, propietario de Passage to India, un restaurante y empresa de catering. “Yo contrataba a Dhimant para que me suministrara las especias indias para mis platos. Y así comenzó otra gran amistad.”
Pero hay un cuarto elemento en esta tríada, que así se convierte en una tétrada: Raquel Rua. Contratada por SUD para la parte de eventos, es un verdadero huracán y, según quienes la conocen, puede vender peines a calvos. Aunque, más que vender, lo que realmente le apasiona es vender comida. Hacer que todo se mueva. Producir. Dirigir la orquesta como una auténtica maestra. Denle eventos de 600, 1.200 personas, y ella estará allí, asegurándose de que todo salga milimétricamente perfecto.
OPORTUNIDADES
DE CARRERA:
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